Se espera que el aspirante a la Licenciatura en Educación Infantil, sea bachiller o normalista, evidencie sentido crítico y sensibilidad frente a las problemáticas de la infancia, con actitudes y valores que soporten su responsabilidad social y compromiso con los niños, niñas y comunidades con quienes ejercerá un papel de formador. De igual manera, el aspirante deberá poseer capacidad para comprender y producir textos argumentativos, hacer uso de las tecnologías de la información y la comunicación y tener un dominio básico del inglés.
El Perfil ocupacional del Licenciado en Educación Infantil, se concibe así:
Es un profesional idóneo para desempeñarse profesionalmente en diversos escenarios laborales, formales y no formales, del ámbito educativo, social y cultural, donde interactúan las infancias; capaz de diseñar y desarrollar proyectos educativos, pedagógicos e investigativos acordes con las realidades de las mismas.
1. Pedagógica:
Formar educadores infantiles que cuenten con los saberes propios de la pedagogía y la didáctica, a fin de asumir posturas críticas en el desarrollo de propuestas innovadoras que potencien el desarrollo integral del niño y la niña, las familias y demás actores en una sociedad global.
Formar educadores infantiles críticos frente a su rol profesional y cultural para que sean sujetos de saber pedagógico, sensibles frente a la realidad social, formadores de personas y ciudadanos e interlocutores y gestores de políticas de infancia.
2. Investigativa:
Formar educadores infantiles apropiados de los postulados epistemológicos y metodológicos de la investigación, lectores críticos de las necesidades y realidades del niño y la niña con el fin de plantear soluciones pertinentes a los contextos y resignificas sus prácticas pedagógicas.
3. Comunicativa:
Formar educadores infantiles con capacidad para la construcción discursiva, a través de la producción y comprensión de diversos
Plan de estudios claramente definido.
Contenidos pertinentes y vinculados con el contexto, principalmente de la Orinoquía.
Profesores idóneos.
Comunicación fluida entre directivos, profesores y estudiantes.
Comunicación permanente con egresados y empleadores.
Procesos de autoevaluación.
Revisión periódica del proyecto educativo del programa.
La integración de la docencia, la investigación, la proyección social y el bienestar universitario.
La infraestructura apropiada para la actividad académica.